Dharamsala II

Los días han pasado sin darme cuenta en Mcleodgaj. La estancia ha sido de lo más agradable y tranquila. El pueblo tiene unos alrededores preciosos y a pasear por ellos se ha dedicado el capitán Talabarte. Mi primer paseo largo fue a Bhagsu, pequeña aldea en un estrecho valle que acaba en una cascada.




Los lugareños también pasean por la zona. Siempre provistos de su molinillo de oraciones por lo que pueda pasar; no sea que el cielo caiga sobre sus cabezas.

Otro agradable paseo (largo) fue el que hice a Dharamkot. Otro pequeño pueblo, éste más rural, donde las principales actividades son la agricultura y los centros de meditación (Asharams). Los hay de todos los colores, con todo tipo de yoguis y con toda clase de clientela. Y, por doquier, no faltan los omnipresentes hippies-perro-flauta.


La excursión que más me gustó es la que hice a Naddi. Es un pequeño núcleo de casas en una colina que domina la cresta que forman las primeras estibaciones del Himalaya. Por el camino pase por el sagrado lago Dal (Que tiene el mismo nombre que el de Srinagar), que, a pesar de lo sagrado que es, estaba vacío y lo estaban dragando.

El lago, como toda la zona, está rodeado de cedros del Himalaya, que le dan al paisaje una gran majestuosidad.



Horas me pegué aquí leyendo, aprovechando el día más soleado que he tenido, viendo como cambiaban de luz las montañas y decidiéndome a montar un hotel en este rincón.

Tenía que llamarse Manu, vinos con el fin de promocionar los afamados caldos del campo de Borja, pero ante tal error ortográfico de los grafistas desistí del intento.
Pr supuesto, no he faltado ni un solo día a mi cita con el templo y el complejo del monasterio. Aquí tenéis una vista del sitio desde el camino a Naddi:

Cada día he dado la vuelta a la colina por el camino que ya visteis en la anterior entrega , haciendo altos en el camino para leer, mirar o charrar (O intentarlo) con algún lugareño que pasaba orando.

Tras la vuelta a la colina he entrado cada día en el templo, donde he asistido a ceremonias y rezos donde se mezclaban la música, el teatro, la meditación... Parece un espectáculo para turistas pero no lo es. Las ceremonias son incluso más barrocas que las católicas (Por supuesto preconciliares) y más largas (hasta dos horas estuve un día en una celebración.





Por cierto, Pepe ha dicho que toma los hábitos y se queda aquí; que hasta que no consiga el gorro de punki perseverará en su meditación.
Hoy tenemos otro capitán musical, el capitán Memo:

SOMOS UNA BANDA AMERICANA: Californianos hasta la médula , los red Hot Chili Peppers con el gran Flea aporreando su bajo, nos ofrecen uno de sus éxitos más mediáticos : give it away.

Estoy ahora haciendo tiempo para coger mi último autobús, el que me dejará mañana en Delhi. Cojo el bus a las siete de la tarde y llego a las ocho de la mañana. Tengo que pasar todo el día en Delhi y coger el avión a media noche. De todas formas, he reservado un hotel cerca de una boca de metro para poder ducharme, descansar y dormir un rato. Lo dicho, sabe más el diablo por viejo que por diablo.

Ahora daré mi último paseo circunvalando el complejo y pasaré un rato en el templo antes de homenajearme con mi última cena tibetana: sopita y momos vegetales.

La próxima será ya desde casa para despedirme del respetable.